domingo, 1 de junio de 2014

29 de mayo



El sueño me dominó todo el día. Quería ir a caminar solo por la avenida Arequipa o cualquier otro lugar, para escaparme un poco de los paseos por el centro de Lima. Muchas veces mi conciencia crea su propia dictadura al decidir siempre por el centro y el centro. Sé que parece que hiciera una disección entre conciencia y voluntad, entre mente y cuerpo, pero aún no tengo claro ese asunto. Hubiera sido la primera vez que decidía caminar solo desde mi casa hasta donde mencioné, y quizás más allá. Las veces que he caminado solo lo he hecho después de estar con alguien, o al salir de algún lugar. Lo curioso es que hoy me dieron las ganas de salir con el único fin de estar solo. Repito, el sueño me dominó. 

En vez de ello, decidí leer algo, el estado en el que me encontraba (andrajoso, sucio, sonnoliento y cansado) me impedía hacerlo. Como hace unos días empecé la lectura de El extranjero, no sería mala idea continuarla. Entonces me embarqué en sus hojas electrónicas (adiós a las hojas impresas).
Si tengo que caracterizar con una sola palabra el libro de Camus sería la siguiente: absurdo. No entiendo el rollo del existencialismo. Para tener el sufijo ‘ismo’ imagino que debería ser un cúmulo de ideas bien organizadas y definidas. Claro, en una novela también está presente una concepción filosófica del mundo o de la vida, bastaría recordar un mini-ensayo de El escritor y sus fantasmas donde Sábato, con sencillo convencimiento, adjudica a la novela como la única forma de ‘integrar al humano escindido’ (integrando sus ideas y emociones, lo racional con lo irracional), pero también una inocente observación nos hace dar cuenta de ello, en fin. Como decía, no entiendo el existencialismo en El extranjero, muchos dicen que es una novela existencialista con un tono de ‘¡oh! Genial’ pero, en realidad, a mí me parece absurdo, como lo absurdo de su temática. 

Alejándome del campo intelectual, hoy me he sentido un perro, un animal. Casi no he socializado en el día. Creo que por eso he tratado con más cariño a mis dos mascotas. No sé si humanizarlas sea lo correcto. Lo cierto es que necesitaba hacerlo. No, me he sentido menos que un perro, al menos este tiene sensaciones, yo no las tuve hoy. Me he sentido como que anestesiado de todo lo que podía recordar, y recordar es pan de cada día en mi vida. Me he sentido asqueroso por la imposibilidad de reconocer momentos que viví. A lo mejor y son secuelas del Zatrix (o clonazepán, como gusten).  Salgo de un adormecimiento fisiológico para entrar en uno mental. Jodida referencia a la disección que mencioné. Esto es momentáneo. Tengo que visitar a mi abuela y a mi padre. 

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